¿Qué es un prolapso rectal?

Resumen del contenido
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El prolapso rectal es el deslizamiento o descenso de la pared del recto hacia el exterior a través del ano. El recto es la última parte del intestino grueso y se encuentra antes del ano; su función es la de almacenar las heces antes de la defecación. Está rodeado por músculos, incluyendo el esfínter anal interno y externo, que controlan la salida de las heces.
El prolapso rectal es más frecuente en mujeres mayores de 50 años con antecedentes de partos múltiples. También puede afectar a los niños.
Se clasifica en:
- Prolapso completo: toda la pared del recto sobresale por el ano.
- Prolapso parcial: solo la capa interna (mucosa) del recto se desliza hacia afuera.
- Prolapso interno (intususcepción o invaginación rectal): el recto se pliega dentro de sí mismo, sin sobresalir por el ano.
Causas
- Causas anatómicas y estructurales.
- Debilidad del soporte de los músculos del suelo pélvico (por edad avanzada, parto vaginal o partos múltiples).
- Defectos congénitos en el tejido conectivo que afectan la fuerza, elasticidad y resistencia de los tejidos que sostienen el recto.
- Factores relacionados con la presión intraabdominal aumentada
- Estreñimiento crónico y esfuerzo repetido al defecar.
- Tos crónica (ej. en fumadores o con enfermedades pulmonares).
- Cualquier causa de aumento sostenido de presión abdominal como por ejemplo el levantamiento frecuente de cargas pesadas.
- Factores neuromusculares
- Lesiones o daño de los nervios pélvicos (ej. por cirugía, trauma).
- Parálisis o debilidad de los músculos esfinterianos.
- Enfermedades neurológicas (ej. esclerosis múltiple).
- Historia de cirugías pélvicas previas.
¿Qué síntomas presenta?
- Sensación de «masa» o «bulto» que sobresale por el ano, especialmente al defecar; también puede apreciarse estando de pie o caminando.
- Dolor, picor o incomodidad anal.
- Incontinencia fecal (pérdida involuntaria de gases o heces).
- Estreñimiento o sensación de evacuación incompleta.
- Sangrado rectal o expulsión de secreción mucosa.
Complicaciones graves del prolapso rectal
- Isquemia y estrangulación: Cuando el recto prolapsado queda atrapado fuera del ano por mucho tiempo, puede producirse una falta de flujo sanguíneo que requiere de un tratamiento urgente.
- Ulceración y sangrado: La mucosa del recto prolapsado está expuesta y puede irritarse o ulcerarse, causando sangrado rectal. La pérdida crónica de sangre puede generar anemia.
- Incontinencia fecal grave.
- Estrechamiento anal (estenosis): Como resultado de inflamación crónica o cicatrices por úlceras, dificultando la defecación.
- Infección: En casos avanzados, la necrosis o ulceración puede predisponer a infecciones locales o abscesos.
Diagnóstico
El diagnóstico suele ser clínico, mediante examen físico. Se puede solicitar al paciente que ejerza presión para verificar si hay prolapso rectal.
Estudios complementarios:
- Anoscopia o rectoscopia: para observar el canal anal y el recto.
- Colonoscopía: para explorar todo el intestino grueso y descartar otras causas de sangrado o la presencia de otras patologías.
- Enema de bario: se introduce por el ano un líquido de contraste y se toman radiografías.
- Defecografía: se introduce un contraste en forma de gel o pasta dentro del recto, y se toman imágenes por radiografía o resonancia magnética mientras que el paciente contrae y relaja la musculatura anal, como si estuviera evacuando.
- Manometría anorrectal: es una prueba diagnóstica que evalúa la función del recto y del esfínter anal, midiendo las presiones, la sensibilidad y la coordinación muscular en esa zona. Se introduce un catéter estrecho o sonda con sensores de presión a través del ano hasta el recto. En la punta del catéter se puede inflar un pequeño globo para medir la capacidad y la sensibilidad rectal.
- RMN del suelo pélvico (en casos complejos o asociados a otros prolapsos por ejemplo de vagina o vejiga).
Tratamiento
El tratamiento depende del tipo y severidad del prolapso, la edad y el estado general del paciente.
En casos avanzados, el prolapso puede no reducirse espontáneamente y requerir intervención médica.
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Tratamiento conservador (en casos leves o en niños)
- Ejercicios del suelo pélvico: Los ejercicios de Kegel son contracciones voluntarias de los músculos del suelo pélvico, diseñadas para fortalecerlos. Estos músculos son los que sostienen el recto.
- Evitar el esfuerzo al defecar, cambios dietéticos (dieta rica en fibra, hidratación) , ejercicio, uso de laxantes suaves si hay estreñimiento.
- Tratamiento de causas subyacentes (tos crónica, debilidad neurológica).
Tratamiento quirúrgico (en casos moderados a severos o recurrentes)
El objetivo de la cirugía es volver a colocar el recto en su lugar. Se suele realizar con anestesia general (más frecuente en procedimientos abdominales en que se accede al recto a través el abdomen) o con anestesia regional (raquídea o epidural)(más frecuente en procesos perineales en que la cirugía se realiza a través del periné, es decir, la zona situada entre el ano y los genitales).
- Reparación abdominal: a través de una cirugía abierta tradicional (laparotomía), o mediante cirugía laparoscópica (mínimamente invasiva, con pequeñas incisiones y uso de una cámara) asistida o no por robot.
- Rectopexia: se fija el recto a la pared sacra utilizando suturas o una malla. En algunos casos, como en pacientes con antecedentes de estreñimiento crónico, puede combinarse con resección de una parte del colon.
- Reparación perineal: técnica menos invasiva que se utiliza especialmente en personas mayores o con alto riesgo quirúrgico:
- Procedimiento de Delorme: se reseca la mucosa prolapsada y se dobla la capa muscular para acortar el recto y mantenerlo dentro del canal anal.
- Procedimiento de Altemeier: se reseca el recto prolapsado y se une la parte restante al colon.
- Riesgos de la cirugía: sangrado. obstrucción intestinal, daño a estructuras cercanas, infección. fístula [una comunicación irregular entre dos partes del cuerpo (como el recto y la vagina)], recurrencia del prolapso rectal, estreñimiento.
Lo que debes saber…
- El prolapso rectal es una condición tratable, pero que puede afectar significativamente la calidad de vida.
- Un diagnóstico temprano y un enfoque multidisciplinario (médico, nutricional, fisioterapéutico y quirúrgico si es necesario) ofrecen los mejores resultados.
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