Los virus son organismos infecciosos que necesitan invadir una célula para poder reproducirse. El virus inocula su ADN o ARN en el interior de la célula y la obliga a replicar su material genético, a la vez que causa la muerte celular, que libera los nuevos virus, capaces de infectar otras células.

Algunos virus no matan las células que infectan, pero en cambio alteran sus funciones, y en general afectan de manera específica a un tipo de células concretas (digestivas, respiratorias…).

¿Cómo se propagan los virus?

Los virus se propagan por diferentes vías: ingesta, inhalación, mediante secreciones sexuales, a través de picadura de insectos, por trasfusiones sanguíneas o en el canal del parto. Con todo, el cuerpo humano dispone de mecanismos de defensa para hacer frente a las infecciones víricas, comenzando por la piel que actúa como barrera física.

¿Cómo se generan los anticuerpos antes un virus?

Al penetrar en el organismo, la presencia del virus pone en marcha el sistema inmunológico, que activa unos tipos de glóbulos blancos especializados en la defensa contra los virus: los linfocitos y los monocitos, que se encargan de reconocer los virus y las células afectadas por ellos, atacar y frenar la infección.

Al pasar una infección vírica se crearán anticuerpos contra este virus, con lo cual se dará una respuesta más rápida contra el mismo en caso de reinfección; es lo que se denomina inmunidad, que se adquiere también mediante las vacunas para determinados virus y bacterias.

Tipos de infecciones

Las infecciones más frecuentes producidas por virus

  • Infecciones respiratorias, a nivel de nariz, garganta, vías respiratorias altas y bronquios; las más comunes son los resfriados, las sinusitis, las faringitis, la gripe, las bronquiolitis o las bronquitis.
  • Infecciones digestivas, siendo la más común la gastroenteritis, causada en general por norovirus y rotavirus.
  • Infecciones hepáticas, las hepatitis causadas por los virus tipo A, B y C, habiendo vacuna para los dos primeros tipos.
  • Infecciones del sistema nervioso, como pueden ser las meningitis o las encefalitis causadas por diferentes tipos de virus, como el de la rabia, la polio, el sarampión o diferentes enterovirus.
  • Infecciones cutáneas virales que solamente afectan a la piel y causan verrugas, o bien erupciones cutáneas que llamamos exantemas.

Síntomas habituales en una infección vírica

Pese a los síntomas específicos de cada aparato causados por los diferentes virus, las infecciones víricas suelen cursar con fiebre, malestar general, cansancio, dolor articular y muscular. Asimismo, algunos virus afectan a diferentes órganos y sistemas simultáneamente, como pueden ser algunos enterovirus o las infecciones por citomegalovirus.

Algunos virus pueden modificar el ADN de las células que invaden de manera que la acumulación de cambios y errores en las células pueden alterar su correcto funcionamiento y degenerar, en algunos casos, en un cáncer. Se ha visto relación entre ciertos tipos de virus y el desarrollo de neoplasias en el caso del cáncer de nariz y garganta, de hígado, de útero, de colon y recto y algunos linfomas.

El diagnóstico de la mayoría de las infecciones víricas se realizará en función de los síntomas, con el interrogatorio médico y la exploración física. En las infecciones que se propagan de modo epidémico, la presencia de otros casos similares puede ayudar al diagnóstico. En algunos casos se puede precisar análisis de sangre y cultivos. En la analítica se puede valorar la presencia de partes del virus o de anticuerpos específicos contra el mismo.

Tratamientos recomendados contra los virus

La mayoría de las infecciones por virus no disponen de tratamiento específico. Sin embargo, sí que se puede realizar tratamiento sintomático para cada una de las manifestaciones inespecíficas que puede darse:

  • Líquidos en gran cantidad, en ocasiones administrados por vía intravenosa, dieta blanda y probióticos en casos de diarreas.
  • Antieméticos en caso de vómitos en un contexto.
  • Paracetamol o antiinflamatorios no esteroideos (AINE) en caso de fiebre o dolor.
  • Cremas calmantes o hidratantes para las erupciones cutáneas.
  • Antihistamínicos y solución de calamina para el picor.
  • Descongestionantes nasales, como la fenilefrina, para la rinitis.
  • Pastillas con anestésico como la benzocaína para aliviar los dolores de garganta
  • Ácido hialurónico para las aftas o tratamientos tópicos para las verrugas cutáneas.

Con todo, existen una serie de fármacos para el tratamiento específico de ciertas infecciones virales, aunque no para las más comunes, en las cuales se tratan los síntomas, pero la enfermedad se resuelve por sí misma si no se dan complicaciones. En general los antivirales actúan bien inhibiendo la replicación del virus, bien potenciando la respuesta inmunitaria ante el virus. Algunos de estos tratamientos antivirales son:

  • Tratamiento para las infecciones por virus de la familia herpes
  • Tratamiento específico para el virus de la hepatitis C
  • Tratamiento específico contra el VIH

Estos fármacos, a diferencia de los antibióticos, son más específicos y actúan sobre un solo tipo de virus en general, pueden causar toxicidad celular y los virus pueden generar resistencia a dichos fármacos. La mayoría de los antivirales pueden tomarse por vía oral, algunos se pueden administrarse por vía intravenosa o intramuscular, y otros se aplican de manera tópica en forma de pomadas, cremas o colirio.

¿Los antibióticos sirven para los virus?

Los antibióticos no son eficaces contra las infecciones virales, de manera que al tratar infecciones víricas que no mejoran en unos días no tiene ningún sentido dar antibiótico. Cuando mejora tras la toma de antibiótico mal indicado no es por el antibiótico en sí sino por la evolución natural de la infección vírica. Solamente se da antibiótico en caso de pacientes con factores de riesgo para las sobreinfecciones por bacterias en un contexto de infección vírica por ejemplo respiratoria u oftálmica.

La mayoría de las infecciones víricas, pues, no requieren de ninguna intervención médico salvo una primera consulta, reposo y tratamiento sintomático. No existe tratamiento que acelere el proceso de curación de una viriasis, salvo en los casos específicos expuestos anteriormente. En caso de sospechar que no evoluciona correctamente tras la primera valoración y un tiempo prudencial de espera debería consultar de nuevo con su médico de cabecera.

Lo que debes saber:

  • La mayoría de las infecciones por virus no disponen de tratamiento específico. Sin embargo, sí que se puede realizar tratamiento sintomático.
  • Con todo, existen una serie de fármacos para el tratamiento específico de ciertas infecciones virales, aunque no para las más comunes.
  • Los antibióticos no son eficaces contra las infecciones virales, de manera que al tratar infecciones víricas que no mejoran en unos días no tiene ningún sentido dar antibiótico.

 

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