El eritema tóxico es la erupción cutánea más frecuente en el recién nacido y afecta aproximadamente entre el 20 y 70% de los nacidos a término, siendo muy rara en el prematuro. Su nombre suele asustar a los padres, pero es poco acertado, ya que no se han encontrado pruebas que confirmen esta naturaleza tóxica.
Es una erupción inflamatoria benigna que fue descrita en 1826. Desde su descripción ha recibido diferentes nombres: exantema toxoalérgico, urticaria neonatal o «dermatitis por picadura de pulga».

Síntomas

Las lesiones aparecen a las 24-72 horas de vida (algún caso a partir de las dos o tres semanas después del nacimiento). Sus síntomas son la aparición de múltiples y pequeñas pápulas 1 a 3 cm de diámetro. Su localización más frecuente es la cara, el tronco y las extremidades. No afecta a las palmas de las manos ni a las plantas de los pies. La pápula evoluciona a pústula con un halo muy eritematoso o rojizo. Cuando las lesiones son muy abundantes pueden unirse y formar placas de varios centímetros. Cada una de las lesiones persiste solo unas horas y luego desaparece. La erupción en su conjunto puede durar unos 7 o 10 días, pero, en algunos casos, puede persistir semanas. El eritema tóxico presenta fenómeno de Koebner, es decir, que podemos observar la aparición de lesiones en zonas expuestas a fricción y a pequeños traumatismos, como la zona de roce del pañal.
Se han descrito en la literatura médica casos de recurrencias una vez desaparecida la erupción.

Tratamiento

No precisa tratamiento, no afecta al estado general ni de salud del neonato, por lo que no se trata, y se resuelve por sí solo en unos días o semanas.
La única precaución es que se debe realizar un diagnóstico correcto y debemos diferenciarla de las siguientes entidades que sí requieren tratamiento:

  • Foliculitis: es una infección bacteriana por Staphyloccocus aureus o Haemophilus influenzae que debe tratarse con antibióticos.
  • Infección herpética diseminada. Es una infección vírica con grave repercusión del estado de salud del recién nacido que requiere ingreso y tratamiento.