Causas del pie equinovaro

La causa exacta del pie equinovaro o pie zambo todavía no está clara, pero parece que las características del tejido de los tendones o la genética podría jugar un papel. En los casos en los que se han estudiado a nivel histológico los tendones, se observa que los tendones de la cara posterior e interna de la pierna son mucho más densos, con más células y menos tejido laxo que los tejidos normales. Esto podría provocar un crecimiento anómalo y desencadenar la deformidad progresiva en el feto durante su desarrollo a lo largo del embarazo.

Otras teorías abogan por una causa genética o familiar que causa una detención precoz en el crecimiento del pie que hace que sus huesos no lleguen a ocupar su posición y forma correcta. En ocasiones se halla asociada a enfermedades neuromusculares, y aunque éstas son poco frecuentes es conveniente la correcta exploración del recién nacido para descartarlas.

¿Cómo se diagnostica?

Esta malformación congénita se produce durante los primeros meses de la gestación y se puede ver en los controles prenatales y, en concreto, en el estudio ecográfico de las 20 semanas. Hoy en día podemos tener un diagnóstico de sospecha prenatal.

El diagnóstico de confirmación es muy fácil tras el nacimiento, observando la forma del pie hacia abajo (equino) y adentro (varo) y comprobando que por manipulación no somos capaces de colocarlos en una posición normal.

Tratamiento

Es imprescindible iniciar el tratamiento lo antes posible para obtener los mejores resultados posibles, incluso evitar el tratamiento quirúrgico. Un bebé con pie zambo, lo ha de tratar un traumatólogo o cirujano ortopédico (un médico especializado en problemas que afectan a los huesos, los músculos y las articulaciones) que tenga experiencia en el método de Ponseti. El método de Ponseti se hace en dos fases:

  • La fase del escayolado
  • La fase de la férula ortopédica.

Si no se tratara el pie zambo, como otros tipos de malformaciones como el pie aducto,  la deformidad se agrava con los años, de forma que al niño solo podría andar con la cara externa del pie, no con la planta. Esto en nuestro medio y con nuestro sistema sanitario es algo inimaginable.

Lo ideal es empezar a tratar en los primeros días de vida, colocando unos yesos correctivos. Esto se realiza precozmente porque las articulaciones y los huesos de los bebés tienen mucha plasticidad y capacidad de remodelación, por lo que, tras la colocación de varios yesos aplicando una corrección progresiva podremos llegar a obtener un pie prácticamente normal.

Esta técnica fue iniciada por el Dr. Ponseti y consiste en la realización de manipulaciones suaves hasta obtener la mejor alineación posible y mantener esta posición con el vendaje de yeso. Este tratamiento es semanal hasta llegar a la corrección completa. Aproximadamente se necesitan entre tres y cinco cambios de yeso para la corrección completa.

El pie varo corregido, si no se hiciera nada más, volvería a su posición alterada porque la deformidad tiene gran tendencia a reproducirse. Es por eso que una vez conseguida la postura normal del pie, se coloca una férula de abducción que mantiene los pies en la postura correcta.

Este aparato ortopédico tiene unas botitas giradas hacia afuera y una barra que las une. Se trata de un sistema dinámico que, además de mantener la postura, favorece la corrección cuando el niño flexiona las rodillas. La férula se coloca durante cuatro meses 24 horas al día (excepto para vestirlo y bañarlo). Tras esos cuatro meses, se mantendrá cuando el niño duerme (siesta y de noche) hasta los cuatro años de edad.

¿Cuándo la cirugía?

Solo se hará tratamiento quirúrgico en los casos que se haya demorado mucho el tratamiento, sea muy mayor para tolerar los yesos o bien cuando no se haya conseguido una corrección suficiente con el tratamiento anteriormente explicado. La técnica quirúrgica será más o menos compleja en función del grado de la deformidad. Consiste en:

  • Liberación de todas las estructuras que mantienen la deformidad,
  • Reducción de la postura hacia una situación anatómica
  • Colocación de una aguja metálica a través de los huesos y un yeso para mantener la corrección durante un período aproximado de 12 semanas.

¿Pueden quedar secuelas?

Los resultados obtenidos generalmente son buenos y el niño queda sin secuelas y puede realizar todo tipo de actividad física sin cojera ni discapacidad.

Si la malformación solo afecta a un pie, el pie zambo, por la propia malformación, tendrá un menor tamaño (en general un centímetro) y la pantorrilla será alrededor de un centímetro más delgada. Si el niño tiene los dos pies afectos, no suele verse la asimetría.

 

Lo que debes saber…

  • Es imprescindible iniciar el tratamiento lo antes posible para obtener los mejores resultados posibles, incluso evitar el tratamiento quirúrgico.
  • Un bebé con pie zambo, lo ha de tratar un traumatólogo o cirujano ortopédico (un médico especializado en problemas que afectan a los huesos, los músculos y las articulaciones) que tenga experiencia en el método de Ponseti.
  • Solo se hará tratamiento quirúrgico en los casos que se haya demorado mucho el tratamiento, sea muy mayor para tolerar los yesos o bien cuando no se haya conseguido una corrección suficiente con el tratamiento anteriormente explicado.