El síndrome de inmovilidad tiene graves consecuencias en el estado general y la funcionalidad de las personas mayores. Una vez instaurada la falta de ejercicio y movimiento, por la causa que sea, el anciano puede presentar complicaciones diversas:
  • En el sistema cardiovascular:
    • Hipotensión ortostática, disminución de la tolerancia al ejercicio, reducción del volumen circulante y de la reserva funcional cardiaca, disminución redundante de la capacidad al ejercicio, disnea o ahogo, trombosis venosa profunda y tromboembolismos, especialmente el pulmonar.
  • En el sistema respiratorio:
    • Disminución de la capacidad vital respiratoria (que reduce aún más la tolerancia al ejercicio), aumento de producción de moco y disminución movilidad ciliar, que junto al menor reflejo tusígeno se facilitan el establecimiento de tapones de moco que pueden cerrar bronquios, neumonías por aspiración.
  • En el sistema musculoesquelético:
    • Debilidad muscular, atrofia por desuso, contracturas, rigidez y deformidad articular, retracciones tendinosas, posturas viciosas, osteoporosis por inmovilización que aumenta el riesgo de fracturas.
  • En el sistema nervioso y psicológico:
    • Deprivación sensorial por falta de estímulo (aislamiento fuera y dentro del domicilio), mayor deterioro cognitivo, cuadros de síndrome confusional, alteración del equilibrio y de la coordinación con miedo a caídas, trastornos de la atención y falta de motivación, depresión.
  • En el sistema digestivo:
    • Pérdida de apetito, trastornos de la deglución y enlentecimiento digestivo, tendencia al reflujo gastroesofágico, estreñimiento e impactación fetal.
  • En el sistema genitourinario:
    • Retención urinaria, incontinencia, cálculos, infecciones urinarias.
  • En el metabolismo y hormonas:
    • Perdida de minerales y oligoelementos (sodio, calcio, fçosforo, potasio, magnesio), mayor resistencia a la insulina con tendencia a la hiperglucemia, deficiencias inmunológicas y alteración de su respuesta.
  • En la piel:
    • Áreas cutáneas dolorosas y eritematosas, maceración y atrofia, úlceras por presión. Constituyen la principal complicación de la inmovilidad.
  • En el área social:
    • Aislamiento de la sociedad, incapacitación para el propio cuidado, agotamiento del cuidador, institucionalización.

Estas complicaciones provocan, por los problemas cardiorrespiratorios y osteomusculares, un círculo vicioso de intolerancia al ejercicio e inmovilidad del que es muy difícil salir.

 

Otras alteraciones provocan complicaciones que pueden comprometer la vida y complican extraordinariamente el estado funcional del anciano, como pueden ser neumonías, trombosis venosa profunda y tromboembolismos pulmonares, insuficiencia cardiaca y respiratoria, impactaciones fecales por estreñimiento, infecciones respiratorias y urinarias, caídas por hipotensión, falta de equilibrio y/o limitaciones articulares y musculotendinosas, etc.

  • Otras complicaciones, sin provocar problemas tan graves, disminuyen la capacidad de autonomía y funcionalidad de la persona mayor. En cualquier caso, todos estos efectos de la falta de movilidad provocan y facilitan que el anciano se deslice por la pendiente que lleva a la fragilidad y la dependencia.

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