Los “dolores de crecimiento” son molestias localizadas en las extremidades inferiores que algunos niños padecen durante la infancia, entre los 2 y 12 años. Normalmente, se producen por la noche y no suelen tener ninguna causa orgánica, ni se relacionan con ninguna enfermedad. Las molestias suelen ser intermitentes durante la infancia, con dos rangos de edad: entre 3 y 7 años, y durante la adolescencia.

Los dolores del crecimiento son algo muy frecuente que afecta hasta el 40% de la población infantil en algún momento.

¿Por qué se producen dolores al crecer?

Se desconoce la causa de estas molestias; los médicos no tenemos pruebas que demuestren que el crecimiento de los huesos provoque dolor.

Quizá, la causa más realista es que dichas molestias son secundarias a la actividad física que los niños realizan durante el día, posiblemente secundaria a mínimas lesiones musculares que pasan desapercibidas mientras el niño se halla activo y se manifiestan por la noche cuando el niño tiene la musculatura relajada y el movimiento de las piernas durante el sueño provoca dolor.

Síntomas de dolores de crecimiento

El dolor aparece típicamente cuando el niño duerme durante la noche o una siesta, apareciendo antes de acostarse o despertando al niño durante el sueño.

  • Suele ser típico que el niño se queje de cierto dolor en ambas piernas. Se trataría de un dolor difuso, difícil de localizar. Las zonas más afectadas las pantorrillas, la zona anterior de los muslos o las espinillas.
  • En ocasiones también puede afectar a los brazos, pero es mucho menos frecuente
  • El dolor suele ser muscular, sin afectar a las articulaciones.
  • El dolor (de intensidad variable)

Estos episodios pueden repetirse de forma intermitente durante meses. Pero la evolución es excelente en todos los casos, ya que estos dolores desaparecen con el paso de los años, al finalizar el crecimiento. El niño no presenta ninguna secuela, ni alteración en su crecimiento y desarrollo.

¿Qué puedo hacer si mi hijo tiene dolores de crecimiento?

El dolor suele mejorar con un masaje o la aplicación de calor seco. En algunas ocasiones podemos dar algún analgésico, como paracetamol.

Si el niño hace actividad física intensa, realizar estiramientos tras el ejercicio puede evitar la aparición de dolores de crecimiento.

¿Cómo se diagnostica?

Los dolores de crecimiento son lo que los pediatras llamamos un diagnóstico por exclusión. Esto significa que se deben descartar enfermedades o lesiones antes de diagnosticar las molestias como dolores de crecimiento. Para ello es necesario realizar una correcta historia clínica y exploración física, donde no se observan evidencias de enfermedades o lesiones que justifiquen el dolor.

Si las características del dolor son compatibles con dolores de crecimiento una exploración física normal y sin dolor durante el día, no es necesario realizar ninguna prueba complementaria,

Cuándo consultar al pediatra

Es necesario acudir al pediatra si el niño presenta:

  • Dolor intenso no intermitente, diario y que persiste durante el día.
  • Enrojecimiento o hinchazón de alguna articulación.
  • Cojera.
  • Dolor unilateral.
  • Fiebre.
  • Erupciones cutáneas.
  • Mal estado general.
  • Pérdida del apetito y/o de peso.
  • Cansancio o debilidad.

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Lo que debes saber:

  • Son dolores muy frecuentes que afectan a un 40% de niños en algún momento entre los 2 y 12 años.
  • No hay evidencia de que el crecimiento de los huesos provoque dolor por lo que podrían relacionarse con la actividad física que realizan.
  • Lo normal es que desaparezcan con el paso de los años, al finalizar el crecimiento.