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Sarampión, síntomas y tratamiento

7 Min de lectura
Es una enfermedad infecciosa, muy contagiosa y grave producida por un virus de la familia de los paramixovirus. La vacunación a todos los niños es la mejor estrategia para su erradicación.
Doctora Esther Martinez
Dra. Esther Martínez
Nº Colegiado 080837747 | Licenciada en Medicina y Cirugía. Especialista en Pediatría con Formación en Alergología de MAPFRE | Web

Pediatra, experta en acupuntura y nutrición oncológica. Actualmente lidera la Unidad de Oncología Pediátrica Integrativa del Hospital Sant Joan de Déu Barcelona. Ha sido pionera en España desarrollando la acupuntura infantil como un procedimiento médico complementario, seguro e indoloro. Compagina su trabajo con la docencia.

El sarampión no es una enfermedad superada o de “otra época”. El sarampión es una de las principales causas de muerte infantil en el mundo. En los países que han tenido la suerte de disponer de una vacuna segura y eficaz, se ha podido prevenir y han convertido en invisible esta enfermedad. Los movimientos antivacunas de países desarrollados y la falta de inmunidad de muchos niños a este virus han sido algunas de las causas del resurgimiento de una dolencia que parecía del pasado.

¿Qué es el sarampión?

Es una enfermedad infecciosa, muy contagiosa y grave producida por un virus de la familia de los paramixovirus. Sólo afecta a los humanos y no a los animales. Este virus infecta el tracto respiratorio y, de ahí, se extiende al resto del organismo. Se caracteriza por un sarpullido que comienza en la cara y se va extendiendo hacia el cuerpo y las extremidades. Se transmite a través del contacto de la piel del enfermo y del aire, a través de las secreciones respiratorias de los estornudos y la tos. Afecta sobre todo a los niños, aunque pueden padecerla los adultos.

Síntomas

Tiene un periodo de incubación de unos 14 días. El primer signo del sarampión es la fiebre elevada, que suele aparecer tras 10 o 12 días tras la exposición al virus y suele durar, aproximadamente, una semana. Al principio, el niño presenta los síntomas de una infección respiratoria: tos, mucosidad nasal (rinorrea), ojos rojos y llorosos.

Lo más característico del sarampión que nos permitirá diferenciarlo de un banal resfriado son unas manchas blancas que aparecen en la mucosa oral, en la cara interna de las mejillas y que se llaman manchas de Koplick. Es muy típico, también presentar tener dolor muscular y molestias al mirar la luz (fotofobia). Unos tres días más tarde aparecen manchitas en la piel, un exantema que empieza en la cara, el cuello y se extiende a todo el cuerpo, incluyendo palmas de las manos y plantas de los pies. A los cinco o seis días desaparece el sarpullido dejando una ligera descamación de la piel. La persona que pasa el sarampión se vuelve inmune de por vida, es decir, no vuelve a infectarse ni a desarrollar la enfermedad.

Tratamiento

No existe ningún tratamiento específico para eliminar el virus del sarampión. El tratamiento que se ofrece al paciente es sintomático, como medicinas para bajar la fiebre. Las medidas de higiene y soporte como el lavado de ojos con suero fisiológico y dejar al niño en reposo con luz tenue que no le moleste, pueden mejorar el bienestar del enfermo.

Las complicaciones graves del sarampión pueden evitarse con un tratamiento de apoyo que garantice una buena nutrición, una ingesta suficiente de líquidos y el tratamiento de la deshidratación.

Las neumonías y las otitis son tratadas con antibióticos.

Todos los niños diagnosticados de sarampión deben recibir dos dosis de suplementos de vitamina A con un intervalo de 24 horas entre ambas, incluso en niños supuestamente bien nutridos. Este tratamiento parece proteger y prevenir las lesiones oculares y la ceguera y puede reducir la mortalidad del sarampión hasta en un 50%.

niña con sarampión tomándose la temperatura

¿Por qué produce tantas muertes?

La mayor parte de las muertes se deben a complicaciones en menores del cinco años y mayores de 30. El virus y la infección afectan a otras partes del organismo, con menor o mayor gravedad ocasionando:

  • Ceguera
  • Diarrea grave: en países con una atención sanitaria deficiente, puede ocasionar deshidratación y muerte.
  • Otitis
  • Neumonía grave: infección del pulmón.
  • Encefalitis: infección del sistema nervioso central que se acompaña de una inflamación muy importante del cerebro. Una de las secuelas tardías más graves (a parte del fallecimiento) e invalidantes de la afectación del sistema nervioso es la panencefalitis esclerosante subaguda.
  • La mortalidad es mayor en los niños que presentan desnutrición, deficiencia de vitamina A o bien alguna inmunodeficiencia (alteración del sistema inmune).
  • Las complicaciones también pueden ser muy graves en mujeres embarazadas y pueden ser causa de aborto o parto prematuro.

Panencefalitis esclerosante subaguda: la cara más amarga del sarampión

La panencefalitis esclerosante subaguda (PEES) es una enfermedad poco frecuente y de curso fatal, que afecta de forma progresiva al sistema nervioso central. Está causada por la infección del virus del sarampión. En países donde la vacunación no está al alcance de todos, esta enfermedad degenerativa es relativamente frecuente.

Se desarrolla meses o años tras el episodio de sarampión y provoca deterioro mental progresivo (desarrollando ceguera, disfagia o dificultad para tragar) convulsiones y, finalmente, el fallecimiento del niño en uno a tres años tras su inicio. Su incidencia es de entre 7 a 300 casos por cada millón de infectados, siendo más frecuente en varones. En los países donde se aplica la vacuna de manera masiva, es una entidad casi desconocida. No disponemos de ningún fármaco para curarla.

¿Quiénes tienen mayor riesgo de infectarse?

Los bebés y las embarazas no vacunados son los que tienen mayor riesgo de infectarse y desarrollar formas graves de la enfermedad. Evidentemente, el riesgo lo tiene cualquier individuo no vacunado. Vivir en un país con un sistema sanitario deficiente hace muy vulnerable a su población. El 95% de las muertes por sarampión se dan en países pobres.

El papel de la vacunación

En 2016, 89.780 personas murieron por sarampión en todo el mundo, la mayoría, niños menores de cinco años. A pesar de esta elevada cifra, fue la primera vez en que el número de muertes por sarampión se situó por debajo de los 100.000 fallecimientos por año.

La vacunación contra el sarampión ha reducido la mortalidad mundial por esta enfermedad en un 84% entre el año 2000 y 2016, pasando de 550.100 a 89.780 en poco menos de dos décadas.

En 2016, aproximadamente un 85% de la población infantil mundial recibió a través de los servicios de salud habituales una dosis de vacuna contra el sarampión antes de cumplir un año de vida. En 2000, ese porcentaje fue del 72%.

Entre 2000 y 2016, la vacuna contra el sarampión evitó 20,4 millones de muertes, lo que la convierte, a esta vacuna, en una de las mejores inversiones en salud pública.

Antes de que se introdujera la vacuna del sarampión en 1963, cada dos o tres años se registraban grandes epidemias de sarampión que podían ocasionar hasta 2,6 millones de muertes al año.

La vacuna contra el sarampión: la mejor estrategia para su prevención

La inmunización masiva, es decir, la aplicación de la vacuna a todos los niños dentro del calendario vacunal de los países, es la mejor estrategia para su erradicación. Es una vacuna muy segura, aplicada desde hace más de 50 años, eficaz y barata (vacunar a un niño contra el sarampión cuesta menos de 1 euro).

frascos de vacunas y jeringuilla

¿Qué pasa cuando las familias no quieren vacunar?

La falta de contacto con una enfermedad y las falsas creencias sobre los efectos secundarios de las vacunas han llevado a muchas familias a dejar de vacunar a sus hijos. El sarampión era, prácticamente, una enfermedad desconocida para Occidente, ni médicos ni pacientes veían ni niños enfermos por sarampión ni la desgracia de fallecimientos por la misma. La vacunación sistemática de la población fue una de las causas que provocó esta idílica situación.

Los movimientos antivacunas han dejado sin cobertura vacunal a muchos niños en un mundo donde el virus del sarampión está presente. En el 2017 se han notificado múltiples casos de sarampión en casi todos los países de la Unión Europea (dada las complicaciones graves y su alta contagiosidad, es una enfermedad de declaración obligatoria a las autoridades sanitarias, por lo que se registra su incidencia cada año), aumentando su incidencia en Europa en un 400%. De los 21.315 casos declarados, 35 fallecieron. Evidentemente, ninguno de estos casos estaba vacunado.

En países como el nuestro, padecer sarampión debería ser algo casi anecdótico (excepto las personas de países desfavorecidos que llegan con la infección por la falta de vacunación en sus países de origen).

También es cierto que durante los años en los que se logró una excelente cobertura vacunal, el virus del sarampión dejó de circular por el continente, pero al mismo tiempo descendió la inmunidad natural que se adquiere al estar en contacto con la enfermedad. En estos momentos el virus del sarampión vuelve a tener capacidad de contagio y se convierte en una amenaza en el corazón de Europa.

Lo que debes saber…

  • Lo más característico del sarampión que permite diferenciarlo de un resfriado son unas manchas blancas en la mucosa oral y en la cara interna de las mejillas (manchas de Koplick).
  • La inmunización masiva, es decir, la aplicación de la vacuna a todos los niños dentro del calendario vacunal de los países, es la mejor estrategia para su erradicación.
  • No existe ningún tratamiento específico para eliminar el virus, sino que es sintomático. Las complicaciones graves pueden evitarse con un tratamiento de apoyo que garantice una buena nutrición e hidratación.
Publicado por Dra. Esther Martínez
- 13 May, 2021
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