Patrón rotacional

Cuando las extremidades inferiores están rotadas hacia fuera o hacia adentro, en traumatología se llama patrón rotacional. La causa de esta situación es multifactorial, ya que influye la anatomía del sistema músculo-esquelético en los niños, el tono muscular y la laxitud articular.
En los primeros años de vida el fémur y la tibia presentan una rotación interna y una tendencia a la anteversión femoral, que les favorece sentarse con las piernas en posición de W, con las piernas y los pies a ambos lados del cuerpo.
En esta condición, el cuello del fémur que está formando la articulación de la cadera se inclina hacia delante, lo que causa que la parte inferior de la pierna gire hacia adentro.
Esta forma peculiar de sentarse en W no está originada por una enfermedad sino por una disposición de las caderas en los niños. Es una variante de la normalidad.
Otra consecuencia de la anteversión del fémur durante los primeros años de vida es que el niño camine con los pies hacia adentro, con la apariencia que las puntas de los pies chocan entre sí. En inglés, esta situación recibe el nombre de intoeing.
Es muy frecuente que padres y profesores tiendan a corregirles pero, al hacerlo, frustramos constantemente al niño y observamos que el juego en el suelo no es tan rico ni les resulta tan fácil manipular los juguetes.
Hace unos años se veía con muy malos ojos esta posición y se le atribuían miles de consecuencias negativas para el desarrollo del niño. Actualmente, esta visión está cambiando.

¿Cómo revertir o mejorar la situación de sentarse en W?

Dado que esta situación es debida a una inmadurez anatómica y funcional del sistema músculo-esquelético infantil, a medida que crezca el niño, los huesos crecen y rotan externamente con el desarrollo y giran hacia fuera, modificando la posición del niño al sentarse y la punta de los pies va orientándose hacia fuera.
Si no hay ningún problema estructural, de deformidad o de limitación del movimiento en las extremidades inferiores, esta situación se resolverá espontáneamente con el desarrollo y madurez del niño. Es condición se corrige progresivamente hasta desaparecer en las niñas hacia los 10 y los 12 años y un poco más tarde en los niños, hacia los 14 años.

¿Quién debe evaluar esta situación?

El especialista encargado de valorar el patrón relacional es el traumatólogo infantil. Cuando el niño acude a la consulta, se valoran o revisan distintos aspectos:

  • Posición de los pies del niño durante la deambulación (al caminar): pueden estar hacia adentro o hacia fuera.
  • La amplitud del giro del fémur: se valora la rotación interna y externa de la cadera.
  • La amplitud del giro de la tibia: se valora el eje del pie respecto al del resto de la extremidad inferior.
  • Morfología del pie y si presenta deformidades.

La valoración anatómica y funcional de las extremidades inferiores permite saber al especialista si el patrón rotacional se debe a una causa de inmadurez o bien existe una causa anatómica en la cadera, la tibia o el pie.

¿Sentarse en w se trata de un patrón rotacional?

Si el especialista valora que es un patrón cambiante del desarrollo no aconsejará ningún tratamiento específico. En los casos en que se evalúen patrones patológicos durante la exploración física, como rotación de cadera superior a 90º o asimetrías entre fémur y tibia, se puede actuar.
Si existen deformidades muy importantes, hace años se utilizaban dispositivos externos para devolver a su posición normal anatómica las extremidades inferiores. Actualmente se sabe que no son eficaces. Tampoco la fisioterapia o la rehabilitación sirven para mucho.
En situaciones importantes, sólo el tratamiento quirúrgico ha demostrado ser capaz de resolver las deformidades angulares en extremidades inferiores.

Lo que debes saber…
  • Esta forma peculiar de sentarse no está originada por una enfermedad sino por una disposición de las caderas en los niños. Es una variante de la normalidad.
  • Si no hay ningún problema estructural, de deformidad o de limitación del movimiento en las extremidades inferiores, esta situación se resolverá espontáneamente con el desarrollo y madurez del niño.
  • La valoración anatómica y funcional de las extremidades inferiores permite saber al traumatólogo si se debe a una causa de inmadurez o existe causa anatómica en la cadera, la tibia o el pie.