Cáncer de vesícula: síntomas y tratamiento
Resumen del contenido
Licenciada en Medicina y Cirugía (Universitat Autònoma de Barcelona)
Especialista en Medicina Interna (Hospital Universitari de Bellvitge)
Máster en Comunicación Científica, Médica y Ambiental (Universitat Pompeu Fabra)
La bilis es una sustancia secretada por el hígado que facilita la digestión de las grasas. Los conductos biliares (intra y extrahepáticos) y la vesícula biliar conforman el sistema biliar, que se encarga del drenaje de la bilis desde el hígado hasta el intestino delgado en la ampolla de Vater.
Los tumores que afectan el sistema biliar se dividen en tres grupos: los tumores de los conductos biliares (el colangiocarcinoma intra y extrahepático), el cáncer de la vesícula biliar, que suele ser un adenocarcinoma, y los tumores de la Ampolla de Váter (ampulomas).
Son un tipo de cáncer poco común, aunque la incidencia de colangiocarcinoma intrahepático ha aumentado en los últimos años en los países desarrollados.
El pronóstico, especialmente si se diagnostica en fase diseminada, es pobre a corto plazo, lo que significa que las perspectivas de recuperación o de mejora no serían favorables.
Cuáles son los principales factores de riesgo
Se han descrito algunos factores que parecen aumentar la probabilidad de desarrollar este tipo de cáncer:
- Edad, sexo femenino y obesidad: son más frecuentes en personas mayores de 65 años, en mujeres y en personas obesas.
- Los cálculos o litiasis biliares se han relacionado con el desarrollo de este tipo de tumores. Es importante remarcar que la mayoría de las personas con litiasis biliar NO desarrollan cáncer.
- La inflamación crónica como colecistitis crónica y algunas infecciones, así como los pólipos en la vesícula también se han propuesto como causas favorecedoras de este tipo de cáncer.
Síntomas más frecuentes
Este tipo de tumores no suele dar síntomas hasta que no se encuentran en fases avanzadas, por lo que podríamos decir que son tumores silenciosos.
Uno de los síntomas más frecuentes es la ictericia (color amarillento en piel y ojos), y se debe a que el tumor obstruye la salida de la bilis del hígado.
Otros síntomas son el dolor y la hinchazón abdominales, aunque son muy inespecíficos y comunes a otras enfermedades.
En fases avanzadas también pueden aparecer falta de apetito y pérdida de peso.
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¿Cómo se realiza el diagnóstico?
El diagnóstico se inicia con una evaluación médica y la realización de pruebas:
- Análisis de sangre para valorar los niveles de bilirrubina, la función del hígado, y el marcador tumoral CA 19.9 que es el más frecuentemente elevado, aunque no es específico para este tipo de tumor.
- Pruebas de imagen que evalúen la presencia de un tumor en la vía biliar y el grado de afectación local o a distancia: la ecografía abdominal, la colangio-resonancia magnética (RMN) para definir mejor la extensión local del tumor y el TAC toracoabdominal para la extensión a distancia.
- La biopsia del tumor no es fácil de realizar, y en los casos operables no siempre es necesaria antes de la cirugía.
- El estudio molecular del tumor es de interés para valorar futuros tratamientos dirigidos.
Con las pruebas mencionadas se evalúa la extensión del tumor para saber si está en estadio inicial, localmente avanzado o es metastásico (extensión a otros órganos), pues los tratamientos y el pronóstico variarán.
Tratamientos disponibles
El tratamiento depende del estadio del cáncer, el estado general del paciente y otros factores. El cáncer de vía biliar sólo se puede curar si se diagnostica antes de su diseminación a otros órganos. En casos de cáncer avanzado el tratamiento es paliativo enfocado a mejorar la calidad de vida del paciente y las complicaciones de la enfermedad.
Tumores en fase inicial
La cirugía es el único tratamiento potencialmente curativo. Suele ser compleja y puede incluir la extirpación de parte del hígado, la vesícula biliar (colecistectomía) y tejido circundante y los ganglios linfáticos locales.
Como tratamiento complementario a la cirugía se administra quimioterapia durante seis meses para disminuir el riesgo de una recaída. En algunas ocasiones se puede considerar la radioterapia, aunque la evidencia no está clara.
Tumores en fase avanzada o diseminados
Se tratan con quimioterapia con el objetivo de alargar la supervivencia. Hay diferentes tipos y esquemas de quimioterapia y se puede combinar con nuevos tratamientos como la inmunoterapia (si no tiene contraindicación), pues aumenta la eficacia del tratamiento.
En los últimos años se han estudiado las características moleculares de estos tipos de tumor. Los más relevantes son las mutaciones IDH1, BRAF, presencia de microsatélites, fusiones FGFR2 o ampliación de HER2, entre otros. En la actualidad se dispone de fármacos dirigidos a estas distintas “dianas terapéuticas”, muchas veces a través de ensayos clínicos, que pueden mejorar los resultados del tratamiento.
En España hay programas de investigación a nivel estatal e internacional que ayudan en el avance del tratamiento de este tipo de tumores.
Lo que debes saber…
- Las neoplasias malignas de la vía biliar comprenden diferentes tumores como el colangiocarcinoma intrahepático o el adenocarcinoma de vesícula biliar.
- Son tumores poco frecuentes y que no suelen dar síntomas en fases iniciales. El diagnóstico acostumbra a producirse en estados avanzados, con un pronóstico pobre a corto plazo.
- Los tratamientos pasan por la cirugía cuando el tumor está localizado, y por quimioterapia. Los estudios de investigación de los últimos años han permitido desarrollar tratamientos dirigidos a alteraciones moleculares con resultados muy favorables.
Bibliografía
- National Cancer Institute (NIH). Gallbladder Cancer Treatment (PDQ®)–Patient Version. Actualizado en diciembre 2023. Disponible en: https://www.cancer.gov/types/gallbladder/patient/gallbladder-treatment-pdq
- Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). Cáncer de vesícula biliar y vías biliares. Disponible en: https://seom.org/.
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