La prueba del Mantoux o de la tuberculina o PPD consiste en demostrar la hipersensibilidad del organismo frente a las proteínas del bacilo tuberculoso, una capacidad de reacción del sistema inmunológico que se adquiere una vez el organismo ha sido infectado por el M. tuberculosis. Es esencial remarcar que dar positivo en esta prueba implica que ha habido infección pero no que se haya desarrollado la enfermedad.

¿Quién debe realizarse la prueba?

Esta prueba de detección de infección por parte del M. tuberculosis no se debe realizar a la población general, sino solamente a personas que tengan una elevada probabilidad de haberse contagiado de la tuberculosis y que puedan beneficiarse del tratamiento a pesar de que no presenten signos de la enfermedad. Estas personas son:

  • Personas en contacto con pacientes con tuberculosis manifiesta.
  • Pacientes infectados por el VIH.
  • Personas con imágenes radiológicas pulmonares de lesiones de tuberculosis antiguas curadas que no fueron tratados adecuadamente.
  • Pacientes con factores de riesgo como diabetes, bajo peso, silicosis, gastrectomía, insuficiencia renal crónica, malabsorción crónica, neoplasias de cabeza y cuello, neoplasias hematológicas, tratamiento con corticoides o tratamiento con inmunosupresores.
  • Trabajadores o residentes de hospitales, prisiones, asilos o centros de deshabituación de toxicómanos.
  • Personas que provengan de países con una elevada incidencia de la enfermedad.

¿En qué consiste la prueba del Matoux?

La prueba del Mantoux consiste en introducir mediante una jeringuilla a nivel intradérmico una mínima cantidad de líquido (0,1 ml) que contiene un derivado purificado del antígeno del bacilo de la tuberculosis. Al introducir el líquido se produce una elevación de la piel, un habón, de menos de un centímetro de diámetro. Es importante que la persona no se rasque, se frote ni manipule esta zona, ni tampoco conviene cubrirlo.

Al cabo de 48 o 72 horas lo que se hace es medir el diámetro de la zona de piel inflamada en el punto de la inyección. Solamente se debe medir el diámetro de la zona indurada, no la rojez (eritema) que se produce alrededor de la misma. En función de los milímetros de dicha induración se considerará que la prueba es positiva o negativa. El punto de corte para considerar la prueba del Mantoux positiva o negativa variará en función de la situación de cada paciente. Así pues, una lectura de 5 mm de diámetro o más será positiva en:

  • Pacientes con VIH
  • Personas en contacto cercano con pacientes con tuberculosis activa
  • Personas con imágenes radiológicas de tuberculosis antigua curada

Una lectura de 10 mm de diámetro o más será positiva en:

  • Personas con factores de riesgo diferentes del VIH
  • Antecedentes de consumo de drogas o consumo activo de drogas por vena
  • Personas que vivan en residencias, hospitales, prisiones o centros de desintoxicación
  • Personal sanitario
  • Menores de 5 años

Una lectura de 15 mm de diámetro o más será positiva en el resto de personas (que no cumplan ninguno de los criterios anteriores).

Si la induración que se mide es menor a estos diámetros para estos grupos de personas se considerará negativa en las personas menores de 65 años. En aquellas personas mayores de 65 años convendría repetir la prueba a los 7-10 días de la primera, ya que la capacidad de respuesta a la tuberculina disminuye con el paso de los años. Si el resultado vuelve a ser negativo entonces se podrá afirmar que no hay infección.

Algunas personas pueden estar vacunadas contra la tuberculosis mediante una vacuna que se llama BCG (bacilo de Calmette-Guérin), hecho que puede alterar los resultados de la prueba del Mantoux si la vacunación se ha realizado en el último año. En pacientes vacunados se considerará que es negativa si la induración mide menos de 15 mm, excepto si mide 5 mm o más o bien 10 mm o más en los mismos casos expuestos anteriormente para estos diámetros respectivamente.

Igualmente, si se realiza una prueba de la tuberculina que resulta negativa y al cabo de dos años se repite y se observa un aumento del diámetro de la induración de 10 mm o más con respecto a la primera prueba, se considerará siempre positiva. Es lo que se denomina conversión tuberculínica e implica que se ha adquirido la infección recientemente.

¿Qué pasa si el resultado el positivo?

Se deberán realizar pruebas para descartar que haya una infección activa desconocida, mediante radiografías de tórax y cultivos de esputo. En caso de haber enfermedad activa se deberá realizar un tratamiento con varios antibióticos durante un tiempo prolongado.

Si, por el contrario, no hay infección activa, se deberá realizar profilaxis con un antibiótico, isoniazida, durante 6 meses siempre que existan los factores de riesgo mencionados anteriormente (portadores del VIH —en este caso el tratamiento será de 12 meses—, convivencia con personas con tuberculosis activa, personal sanitario, etc.) La isoniazida puede tener efectos secundarios como erupciones cutáneas, molestias gastrointestinales o afectación hepática, por lo que es muy importante no tomar alcohol durante el tratamiento con el antibiótico.

Tener una prueba del Mantoux positiva no implica que se pueda contagiar necesariamente a otras personas, a menos que se haya objetivado que se padece infección activa. La gran mayoría de personas con un Mantoux positivo no tienen capacidad de contagiar a otros.

Incluso tras un tratamiento correcto tras tener una prueba de la tuberculina positiva existe una posibilidad mínima de desarrolla una tuberculosis activa, dado que existen bacilos de la tuberculosis que han desarrollado resistencia a la isoniazida y a otros antibióticos. Es conveniente hacer un reposo relativo, no agotarse sobremanera y mantener hábitos de vida saludables (alimentación, horas de sueño, actividad física moderada) durante el tratamiento con isoniazida.

Lo que debes saber…
  • Dar positivo en esta prueba implica que ha habido infección pero no que se haya desarrollado la tuberculosis.
  • La gran mayoría de personas con un Mantoux positivo no tienen capacidad de contagiar a otros.
  • Incluso tras un tratamiento correcto tras tener una prueba de la tuberculina positiva existe una posibilidad mínima de desarrollar una tuberculosis activa.