Nefritis lúpica, ¿por qué aparece?

Resumen del contenido
Graduada en medicina UPF-UAB.
Máster en medicina estética y anti-envejecimiento COMB-UB.
Licenciada en Comunicación URL.
La nefritis lúpica es una de las complicaciones más serias del lupus eritematoso sistémico (LES), una enfermedad autoinmune que, de manera incomprensible, hace que el propio sistema defensivo del cuerpo se vuelva en contra de uno mismo. Y es que, cuando esto ocurre en los riñones, los órganos encargados de limpiar la sangre y eliminar desechos, se desencadena una inflamación que puede pasar desapercibida al principio, pero que si no se controla a tiempo, puede dejar cicatrices irreversibles.
La verdad es que hasta la mitad de las personas con lupus pueden desarrollar algún grado de afectación renal. Y aunque cualquiera puede verse afectado, las mujeres jóvenes, sobre todo entre los 20 y 40 años, tienen más riesgo. También se observa una mayor frecuencia en personas de origen afrodescendiente, hispano o asiático.
¿Por qué ocurre la nefritis lúpica?
El lupus surge de una mezcla complicada de factores genéticos, hormonales, inmunológicos y ambientales. Y es que en personas predispuestas, estímulos cotidianos, una infección, estrés intenso, exposición solar fuerte o incluso algunos medicamentos, pueden desatar una tormenta en el sistema inmunitario.
Los anticuerpos, que normalmente nos protegen, se vuelven contra nosotros. Forman complejos que se depositan en distintos órganos, como los glomérulos del riñón, y allí comienzan a causar inflamación. Es como si las defensas del cuerpo montaran un campamento de “batalla” en lugares donde deberían estar descansando. Con el tiempo, este ataque continuo va dañando la delicada estructura renal y puede afectar su capacidad para filtrar la sangre.
Además, hay señales que aumentan el riesgo de que esta inflamación sea más intensa: la edad joven al diagnóstico, el sexo femenino, ciertos antecedentes familiares, y la presencia de anticuerpos específicos como los anti-DNA de doble cadena. Niveles bajos de proteínas del complemento (C3 y C4) también suelen indicar que la actividad inflamatoria está elevada.
Señales y síntomas
La nefritis lúpica puede ser silenciosa al inicio. Muchas personas descubren la enfermedad solo por casualidad en un análisis de orina rutinario. Pero cuando empieza a manifestarse, los síntomas pueden ser bastante claros: orina espumosa por la pérdida de proteínas, sangre en la orina, hinchazón en pies, tobillos o párpados. También puede aparecer hipertensión, cansancio intenso o una sensación de “falta de aire” que no desaparece con reposo.
Y es que estos signos renales suelen acompañarse de otros síntomas típicos del lupus: dolor en las articulaciones, erupciones en la piel, sensibilidad al sol o fatiga crónica. Es importante escuchar al cuerpo, porque cada pequeño cambio puede ser una pista de que algo está sucediendo en los riñones.
¿Cómo se diagnostica?
El diagnóstico combina la experiencia clínica con pruebas de laboratorio. Un análisis de orina puede detectar proteínas, sangre o células anormales. En sangre se revisa la función renal y la actividad del lupus a través de anticuerpos y niveles de complemento.
Pero, si hay dudas o queremos conocer el alcance real del daño, la biopsia renal sigue siendo la herramienta más confiable. Consiste en tomar una pequeña muestra de riñón para examinarla bajo el microscopio. Y es que solo así se puede clasificar la nefritis lúpica, decidir el tratamiento más adecuado y anticipar el pronóstico. Las formas más graves requieren terapias intensivas, mientras que las más leves pueden controlarse con medidas más suaves, siempre bajo supervisión médica.
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Tratamiento: proteger los riñones
El objetivo es claro: detener la inflamación, preservar la función renal y evitar recaídas. Para lograrlo, se combinan medicamentos inmunosupresores, corticoides y, en algunos casos, terapias biológicas.
Los corticoides, como la prednisona o la metilprednisolona, actúan rápido. En brotes graves, se administran en “pulsos” intravenosos, que es como darle un empujón potente al sistema inmunitario para calmar la inflamación. Después se reduce la dosis para evitar efectos secundarios.
Junto a ellos, se usan fármacos como el micofenolato mofetilo, la azatioprina o la ciclofosfamida. Las terapias biológicas representan un enfoque más preciso. Actúan sobre linfocitos específicos, las “células rebeldes” del sistema inmunitario, y suelen emplearse cuando los tratamientos convencionales no son suficientes.
Pero el tratamiento no es solo medicamentos. Mantener la presión arterial bajo control, reducir la sal, cuidar la dieta, protegerse del sol y acudir a controles periódicos son pasos fundamentales. Cada gesto suma para mantener los riñones sanos y la vida lo más normal posible.

Pronóstico y vida con nefritis lúpica
La buena noticia es que, hoy en día, muchas personas con nefritis lúpica logran conservar la función renal y llevar una vida activa y plena. El secreto está en la detección temprana, el tratamiento adecuado y la colaboración constante entre el paciente, el reumatólogo y el nefrólogo.
La verdad es que vivir con lupus y nefritis lúpica implica prestar atención a señales pequeñas pero importantes: cambios en la orina, hinchazón inesperada, cansancio intenso. Aprender a escucharse y a comunicar cada síntoma puede marcar la diferencia.
Con educación, seguimiento médico y hábitos saludables, es posible convivir con esta enfermedad sin que domine la vida. Reconocer los signos a tiempo, acudir a los controles y seguir las indicaciones médicas son las herramientas más poderosas que tiene cada persona para proteger sus riñones y su bienestar.
Bibliografía
- KDIGO 2021 Clinical Practice Guideline for the Management of Lupus Nephritis Kidney Disease: Improving Global Outcomes (KDIGO). Kidney Int. 2021;100(4S):S1–S115. https://kdigo.org/guidelines/lupus-nephritis/.
- Federación Española de Lupus (FELUPUS). Información para pacientes y familiares. https://www.felupus.org/.





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