La realidad es que los hay. Hay residuos de pesticidas que no llegan a desaparecer por completo y entran en lo que llamamos la cadena trófica o alimentaria. Pero también es cierto que se establecen unos límites máximos de residuos de estos pesticidas, y de hecho la Unión Europea tiene la legislación más exigente en este sentido.

En los últimos años se han implementado prácticas agrícolas más exigentes incluyendo el manejo integrado de plagas, el empleo responsable de plaguicidas y soluciones de biotecnología vegetal. Los controles y acciones realizadas han permitido llegar a conclusiones como la de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) en 2016: «El 97% de las muestras de alimentos recogidas en la Unión Europea (UE) no contienen residuos de plaguicidas ni contienen trazas que no se encuentren dentro de los límites legales».

Qué dice la OMS sobre pesticidas

Según podemos leer en el portal web de la Organización Mundial de la Salud los plaguicidas se utilizan para proteger los cultivos de los insectos, las malas hierbas, los hongos y otras plagas. Del mismo modo, la OMS reconoce que estos productos pueden ser tóxicos para el ser humano y causar efectos sobre la salud, agudos y crónicos, en función de la cantidad y del modo de exposición. Incluso algunos de los plaguicidas más antiguos y baratos pueden permanecer durante años en el suelo y el agua. Es por ello que su uso en agricultura se ha prohibido en los países desarrollados, pero se continúan utilizando en algunos.

La exposición a estos productos conlleva mayores riesgos para las personas que entran en contacto con ellas en su trabajo, su domicilio o su jardín. Y finalmente concluye que, para proteger a los consumidores de los efectos perjudiciales de los plaguicidas, la misma OMS examina los datos científicos disponibles y establece límites máximos de residuos que son aceptados a nivel internacional.

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Recuerda que…

  • El simple lavado con agua reduce la presencia de tierra, gérmenes y residuos de pesticidas que están en la superficie de frutas y verduras. Según la OMS pelar o lavar las frutas y hortalizas es una práctica que reduce de manera significativa la exposición de plaguicidas, así como los microorganismos peligrosos para la salud.