Este mineral está presente en muchos alimentos como: salvado, patatas, legumbres, nueces, semillas, hortalizas de hoja verde, cereales y lácteos. Sin embargo, ciertas patologías o una alimentación deficiente pueden provocar un déficit.

Se recomienda una ingesta diaria de 420 mg de magnesio en hombres y 320 mg en mujeres. Si, por alguna razón, nuestro organismo no recibe estas cantidades, se produe déficits cuyos síntomas son:

  • Pérdida del apetito
  • Náuseas
  • Vómitos
  • Fatiga
  • Entumecimiento
  • Hormigueo
  • Calambres musculares
  • Convulsiones
  • Cambios de personalidad en casos extremos

Si la insuficiencia perdura en el tiempo se pueden desarrollar otras patologías:

  • Enfermedades coronarias
  • Infarto cerebral
  • Osteoporosis

Por todo ello, hay muchas personas que deciden tomar complementos dietéticos de magnesio, entre los cuales destacamos el cloruro de magnesio, una sal de este mineral que incluye cloro y cuya tasa de absorción es mayor que otros complementos de magnesio como el carbonato o el citrato.

¿Para qué sirve el cloruro de magnesio?

El cloruro de magnesio es un complemento alimenticio (no un suplemento como se acostumbra a denominar) de fácil absorción que puede ser útil para:

  • Aliviar la acidez de estómago.
  • Ayudar en las digestiones.
  • Mejorar el estreñimiento.
  • Mejorar la densidad ósea Es posible que ayuden a reducir el riesgo de osteoporosis en mujeres mayores.

Sin embargo, existen ciertos mitos que indican que los complementos de cloruro de Magnesio ayudan a la regeneración de tendones y tejidos: en este aspecto, no hay estudios que demuestren estos beneficios.

Riesgos de los complementos de magnesio

Los riñones se encargan de eliminar o reabsorber el magnesio en función de nuestros niveles en sangre:

  • Si tenemos un déficit se produce una reabsorción
  • Si tenemos un exceso se elimina a través de la orina.

Sin embargo, esta “autorregulación” puede fallar si se supera el límite máximo de magnesio proveniente de complementos dietéticos y medicamentos, que en adultos se sitúa en 350 mg.

A partir de esta cantidad, un elevado consumo puede causar diarreas, náuseas, cólicos estomacales, incluso, alteraciones cardíacas o paro cardíaco. Además, los complementos de magnesio pueden interactuar con la toma de otros medicamentos como:

  • Los fármacos empleados para la osteoporosis, disminuyendo el efecto de éstos.
  • Los diuréticos que aumentan la reabsorción de magnesio: en este caso, si además se toman complementos de magnesio, se pueden desarrollar cálculos en el riñón.
  • Los antibióticos, cuya absorción puede disminuir si se ingieren al mismo tiempo que los complementos de magnesio.

Llevar a cabo una alimentación equilibrada ya es una acción suficiente para ingresar las cantidades diarias recomendadas de magnesio. Es necesario conocer si realmente tenemos déficit de algún mineral ya que si decidimos auto-suplementarnos, existe el riesgo de excedernos de las cantidades máximas recomendadas y poner en peligro nuestra salud.

Por el contrario, si realmente existe un déficit que NO se puede solucionar a través de un plan alimentario específico, debemos acudir a un profesional de la salud que prescriba la dosis y presentación de este complemento alimenticio de forma personalizada.

Lo que debes saber:

  • El magnesio es un mineral presente en muchos alimentos por lo que si nuestra alimentación es equilibrada no hay necesidad de tomar complementos.
  • Se pueden producir déficits cuyos síntomas incluyen: pérdida del apetito, náuseas, vómitos, fatiga, entumecimiento, hormigueo, calambres musculares, convulsiones y cambios de personalidad en casos extremos.
  • Es necesario conocer si existe déficit, pues excederse puede poner en peligro nuestra salud.