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Agua: ¿Cuáles son su propiedades?

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Los beneficios del agua son innumerables, desde calmarnos tras un día agotador y darse un baño relajante hasta convertirse en una terapia en sí misma en ciertas situaciones.
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Dra. Eva Ferrer Vidal-Barraquer
Especialista en Medicina del Deporte de MAPFRE

Blog Salud MAPFRE es un blog referente en el mundo de la medicina gracias a que todos sus contenidos están escritos por médicos especializados.
Los años de experiencia de MAPFRE en el sector nos avalan como fuente de información veraz y práctica, ayudándote en tus cuestiones sobre la salud del cuerpo y la mente.

¿Todas las aguas son iguales y nos ayudan de la misma manera?

La finalidad terapéutica del agua ya era contemplada por las antiguas civilizaciones. Entonces eran los curadores o chamanes de las tribus o pueblos quienes, a través de sus “ritos”, usaban el agua para realizar curas, alejar espíritus… Pero el pueblo que realmente empezó a darle al agua un uso más universal y “ordenado” fue el romano. Con la creación de las termas, situaron el agua como elemento curativo, higiénico y preventivo, además de convertir estos lugares en centros de recreo y de relaciones sociales.

A nivel “científico” es Arquímedes quien, con su principio, sienta las bases al concluir que “todo cuerpo sumergido en un líquido pierde una parte de su peso igual a la del peso del volumen desalojado del líquido”. En el caso del agua dulce, por ejemplo, el peso de una persona de 70 kg se reduce hasta una décima parte (es decir, pesaría únicamente 7 kg).

LO QUE DEBES SABER…
  • Existen varios tipos de aguas: agua corriente, agua mineromedicinal y agua de mar.
  • Podemos beneficiarnos de ellas en balnearios, SPA, centros de talasoterapia o servicios de hidroterapia y rehabilitación de hospitales.
  • Ayudan a nivel reumatológico, respiratorio y dermatológico.

Tipos de aguas

Podemos clasificar las aguas en función de algunas características que las diferencian:

  • Agua corriente: es aquella que sale del grifo de cualquier vivienda, comercio… No presenta propiedades intrínsecas a nivel químico, sino que sus beneficios derivan del método de aplicación.
  • Agua mineromedicinal: es la que brota de manantiales o fuentes que están certificadas como tales. Sus propiedades las aportan los minerales que en ella se encuentran. Según su nivel de mineralización la dividiremos en muy débil, débil, media y fuerte. Esta misma se puede clasificar como muy blanda, blanda, dura, muy dura y extremadamente dura en función de su dureza (la concentración del carbonato cálcico). Además, en función de su composición química encontremos aguas sulfuradas, bicarbonatadas… Y también se pueden dividir según la temperatura a las que se utilizan, que va desde menos de 35ºC hasta más de 37ºC.
  • Agua de mar: la mineralización en este caso se sitúa entre los 30-35 g/l de sales minerales. Esta cifra puede variar en función de si es un mar abierto o cerrado ya que entonces la concentración es mayor o menor. Por ejemplo, en el caso del Mar Muerto la concentración es superior a la de un mar abierto. En general, todos los mares tienen una composición similar: calcio, sodio, potasio… Además de los minerales el agua marina contiene entre 20 y 30 cc/l principalmente de oxígeno, hidrógeno y carbono.

¿Dónde nos podemos beneficiar de ellas?

Existen diferentes lugares donde se puede practicar la hidroterapia, según si este uso es más médico o más “social”. Así pues, dependiendo del tipo de agua que se utilice como medio terapéutico y su finalidad los centros se pueden dividir en:

  • Balnearios: utilizan agua mineromedicinal.
  • Centros de hidroterapia (SPA): utilizan agua corriente.
  • Centros de talasoterapia: utilizan agua de mar.
  • Servicios de hidroterapia y de rehabilitación en hospitales y centros de salud: utilizan agua corriente.

¿Qué indicaciones tiene?

En general, no es necesario tener ningún problema de salud para beneficiarse y disfrutar de las propiedades que nos ofrecen los distintos tipos de agua con cada una con sus características.

El mero hecho de darse un baño caliente cuando uno está agotado ya nos reportará un beneficio físico o mental más que positivo. Pero hay situaciones en las que el agua es una terapia por sí misma. Es el caso de las aguas mineromedicinales, que tienen amplias indicaciones por sus efectos químicos. Algunas de ellas son:

  • A nivel reumatológico: para todos aquellos reumatismos crónicos (artritis reumatoide) el agua mineromedicinal ayuda a combatir la atrofia y disminuye el dolor. Se reduce además el tiempo de recuperación si existe un traumatismo previo.
  • A nivel respiratorio: se recomienda en casos de rinitis y sinusitis ya que ayuda a una mejor respiración.
  • A nivel dermatológico: es ideal para casos de eccemas y en aquellas pieles que tienen cuadros de picores-urticaria.

En el caso del agua de mar, aparte de las propiedades químicas, hay que tener en cuenta las que proporcionan las algas que cohabitan en este medio acuático. Al igual que el agua de manantial mineromedicinal, hay trastornos en los que el beneficio es directo:

Tanto en el primer caso como en el segundo el agua por sí sola ya es terapéutica, pero en ambos casos se suele trabajar con ella con metodologías variadas. Dependiendo de la persona y de la patología a tratar, se usaran unas técnicas u otras.

En caso de patología de fosas o senos nasales se indica la terapia con lavados de agua de mar ya que de esta manera se consigue que la vía respiratoria esté despejada. Por otro lado, en caso de contracturas y atrofia muscular se recomiendan las duchas o chorros no sólo por la sensación de bienestar que produce sino porque son técnicas útiles.

Éstas, además, pueden ir acompañadas de material o productos complementarios, como podría ser algas, barros, parafina… que potenciaran o complementarán sus efectos.

Precisamente el agua corriente, al no presentar características terapéuticas intrínsecas, proporciona beneficio a través de las formas de utilización (ducha, baño…) y de los complementos, como los barros o algas, por ejemplo para afecciones cutáneas como los eccemas.

¿Hay contraindicaciones?

Durante mucho tiempo han existido listas de contraindicaciones pero con los años los centros de hidroterapia y los estudios asociados a ellos han evolucionado. Estas largas listas se reducen, en la actualidad, a tres grandes conceptos: casos agudos (presencia de fiebre…), crónicos (anemia importante, inmunodeficiencias….) y periodos de convalecencia.

De todas formas, siempre es recomendable consultar con un médico con el objetivo de adecuar la terapia, personalizarla y, así, obtener los mayores beneficios. Infórmate de los  Seguros de Salud  MAPFRE y ellige el que mejor se adapte a las necesidades de toda la familia.

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Publicado por Dra. Eva Ferrer Vidal-Barraquer
- 3 Nov, 2021
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